Alcanzar la Felicidad VI

Cambiar a uno mismo a mejor, como base para la Felicidad, finaliza con los últimos tres escalones, que vienen recogidas en el Samādhi Entrenamiento de la mente.

 

Vyāyāma; esfuerzo mental correcto

Smrti; atención consciente correcta

Concentración, meditación o absorción correcta

Querría ilustrar, con el siguiente texto que pertenece a Osho, una descripción del estado de alguien que no ha entrenado la mente a través de la meditación.

 

“Sois muchos, sois polpsíquicos, y esto es ser neurótico. Ser polipsíquico significa que tenéis muchas mentes, que sois una multitud… mil y una voces cada una arrastrándoos en su propia dirección. La vida sigue siendo una lucha constante… sin objetivo alguno. Os precipitáis en una dirección y luego en otra y en otra. Esto continúa hasta vuestra tumba. Desde la cuna hasta la tumba os precipitáis, corréis demasiado, pero sin llegar a ninguna parte.”

 

Volviendo al texto budista, esta agrupación de los tres últimos eslabones del sendero(samādhi) es la que recibe una mayor variedad de traducciones por parte de distintos autores, que pueden referirse a él también como ‘meditación’, ‘concentración’, ‘disciplina mental’, ‘cultivo de la mente y corazón’ o ‘estar presente’.

 

Esta sección está constituida por los elementos que tratan sobre como el/la que busca Felicidad puede ir transformando la actividad de su mente, sus emociones, y la forma de ver la realidad.

 

Son estas últimas entregas de la Felicidad, las que más nos sonarán a típico budista. Forma parte de un aspecto algo complicado de incorporar en sus vidas, puesto que requiere de Fe y entrega; requiere dejar de escuchar a ese mono loco que es nuestra mente y dejarnos percibir la realidad de una manera completa; no sólo con la visión parcial de la mente y el raciocinio.

 

Con la mente, sólo podemos ver la razón; que ha sido la opción que ha elegido Occidente para enfrentarse a la realidad, pero abriéndonos a la intuición profunda, podemos ver la verdad misma, esa de la que tenemos que tener cuidado de comunicar; pues la gente que no ha aprendido a ver con ese ojo, no puede entender del todo.

 

Vamos con la primera:

 

Esfuerzo correcto

Se entiende que el esfuerzo es mental. Vyāyāma (del original) involucra el esfuerzo contínuo, la práctica consciente para, esencialmente, mantener la mente libre de pensamientos que podrían perjudicar la habilidad para realizar o poner en práctica los otros elementos del Noble Camino.

 

Por ejemplo, desearle el mal a otro organismo contradice el precepto —contenido en el pensamiento correcto— de desear lo mejor para los demás (inclusive que todos alcancen el nirvana). Este elemento se refiere al proceso de intentar desarraigar tales pensamientos malsanos y reemplazarlos.

 

El esfuerzo (a veces también llamado diligencia o energía) correcto,  es considerado involucrarse en un esfuerzo que es sano en términos del karma; esto significa, en términos de las consecuencias que tengan esos esfuerzos.

 

Para lograr un correcto esfuerzo es necesario (vīria) o energía espiritual. Esta energía es algo complicada de explicar, asi que dejemos que la experiencia nos diga lo que es.

 

Las cuatro etapas de esta faceta son explicadas en el sutra SN 45.8:

  • esforzarse en prevenir lo insano que no ha surgido todavía.

Genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su intencionalidad de que el mal no surja; antes de que estas cualidades insanas surjan.

  • esforzarse en destruir lo insano que ha venido.

Genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su intencionalidad de que el mal sea abandonado; cuando estas cualidades insanas ya han surgido.

  • esforzarse en producir lo sano que no ha surgido todavía.

Genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su intencionalidad de que el bien surja; antes de que estas cualidades sanas surjan.

  • esforzarse en cultivar lo sano que ha venido.

genera deseo, esfuerzos, persistencia, defiende y ejerce su intencionalidad para el mantenimiento, no-confusión, incremento, plenitud, desarrollo y culminación del bien; cuando estas cualidades sanas ya han surgido.



 

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